¡Sorpresa! Tuve Cuatrillizos con Mi Desconocido Esposo

Chapter 50



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Carol se echó a correr, “Tania.

Tanla se frotó los ojos y miró fijamente a Carol un par de veces, soltó un grito y se lanzó a

abrazarla,

Eres tú de verdad, Carol! ¡Dios mío! ¿Será que estoy viendo fantasmas?”

“Soy yo, vine a buscarte después de ver las noticias en internet, ¿cómo estás? ¿Te lastimaste?”

Como si no hubiera escuchado su pregunta, Tania la pellizcó y se pellizcó a sí misma,

“¿Te duele? A mi me duele, me duele. ¡Gracias al cielo no estoy soñando! Carol, finalmente has vuelto. ¿Dónde diablos has estado estos años? Samira y yo te hemos extrañado tanto, ni una llamada ni un mensaje de texto me mandaste, ¡casi nos matas de la preocupación!”

Tania es una chica super sentimental, y mientras hablaba, rompió a llorar.

Carol se sentía culpable,

“Ya, ya, todo es mi culpa. No llores más. Déjame verte primero, ¿te has lastimado en serio?”

“No, vamos, mejor nos vamos a casa y charlamos allí.”

Ahora Tania es maestra de preescolar. Sacó su celular para llamar al jardín de niños y pedir permiso.

Una vez guardó el teléfono, se enganchó del brazo de Carol y se dirigieron a casa,

“No tienes idea de cuánto te hemos extrañado Samira y yo todos estos años. Nunca dejamos de buscarte, pero nunca te encontramos. ¿Dónde has estado todo este tiempo?”

“Después del incidente, volví a casa y como les causaba vergüenza, me echaron a la calle. No tenía a dónde ir y me preocupaba que mi reputación afectara a mis hijos que llevaba en el vientre, así que me alejé de Puerto Rafe y me fui a vivir al campo.

No se atrevió a decir que había sido a unas montañas profundas por miedo a asustar a Tania.

Además, al bajar de la montaña, había prometido a su salvador no revelar nada sobre ellos.

Tania la regañó,

“¿Cómo pudiste ser tan tonta? Estabas embarazada y te fuiste sola sin decirnos nada. ¡Si

tu marido no te quería y tu familia tampoco, Samira y yo sí! Podíamos cuidarte.”

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En ese momento no quería ser una carga para ustedes.

¡Qué tonteríal Si se lo dices a Samira, seguro te regañará por no haber confiado en nosotras. ¿Acaso no somos amigas de toda la vida?”

Carol sonrió y siguió a Tanla a casa.

Aqui en Invierno hay calefacción, así que en cuanto entraron en la casa, se sintieron enseguida cómodas.

Carol se quitó el abrigo y lo colgó en el perchero de la entrada, mirando alrededor le preguntó,

“¿Tus papás no están?”

“Sí, se fueron de viaje de negocios ayer. Si supieran que has vuelto, seguro que habrían cancelado todo para esperarte. Sabes que siempre te han querido mucho y te han tenido en su mente todo el tiempo.”

Tania le sirvió a Carol una taza de café para que entrara en calor.

Se acomodó al lado de Carol,

“¡Cuéntame todo sobre lo que te ha pasado en estos años!”

Carol pensó un momento, pero no sabía por dónde comenzar.

Parecía que había pasado por mucho y a la vez, como si no hubiera pasado nada en particular.

Al final, lo que había hecho era tener un embarazo, dar a luz y criar a sus hijos.

“Después de quedarme embarazada, me fui a vivir al pie de la montaña, encontré un trabajo regular y luego di a luz y crie a mis hijos…”

Tania estaba asombrada,

“¿Realmente tuviste a los niños? ¿Estás loca? ¿Cómo pudiste tenerlos sin siquiera saber quién era el padre y criarlos sola? ¡Es muy difícil criar niños siendo madre soltera!”

Tania no había tenido hijos, pero sabía lo duro que era para una mujer soltera tener hijos.

Carol se encogió de hombros, “Son mis hijos, no podía abandonarlos.”

“¿Y dónde están tus hijos ahora?”

“Los estoy criando yo misma.”

“¿Dónde están? ¿Por qué no los trajiste contigo?”

“Están descansando en el hotel. Vine corriendo cuando vi las noticias, ¿qué ha pasado

exactamente?”


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